domingo, 9 de octubre de 2011

TAMBIÉN NOSOTROS ESTAMOS INVITADOS

 Mt 22, 1-14

No cesa el SEÑOR de recordarnos la invitación de su PADRE. Estamos invitados, y cada día, nos espera en la Eucaristía. A pesar de tanta insistencia no es correspondido, hay muchas negativas, indiferencias y rechazos. Unos ni esperan la invitación, otros acuden a sus propios intereses y finalmente los más osados persiguen y matan a sus invitados.

Sin embargo, no sólo se trata de ser invitados y de estar en el convite. Se necesita llevar el traje adecuado, el necesario para ser admitido con dignidad, porque la tarjeta de boda lleva el sello del amor y con el amor hay que llenarse para poder ser admitido en el banquete.

Por eso, quizás, nos cuesta mucho vestirnos con esa clase de traje, porque lo que da sentido a nuestra invitación a la vida del banquete eterno es precisamente el amor. El amor de perdernos en nuestro propio olvido y recordar el preocuparnos por los demás. Esa tarjeta de visita nos permitirá vestirnos con el traje adecuado para ser admitidos en el banquete.

Haz, SEÑOR, que sea capaz de vestirme con
el traje del amor, e investido de él
darme y entregarme en él al
servicio de la verdad
y la justicia. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.