jueves, 13 de octubre de 2011

LA VERDAD SIEMPRE INCOMODA

Lucas 11,47-54

Cuando nos dicen algo en lo que fallamos, y fallamos en muchas cosas, nos ponemos incómodos y nos cuesta digerir la corrección. En muchos casos preferimos no oír tal verdad o quitarnos delante a quien nos lo dice.

Así ha ocurrido con todos los profetas y apóstoles de la Verdad, que en nombre de DIOS han profetizado su plan de salvación para todos los hombres. Han sido perseguidos y muchos muertos en la proclamación de la Palabra. Porque una característica de la profecía es su incomodidad. El don resulta molesto para quien lo recibe, pues le escuece internamente y es incómodo para su entorno.

Hoy, gracias a Internet, podemos desde aquí lanzar y proclamar la Palabra del SEÑOR, y divulgarla a todo el mundo. Pero debe ser una Palabra, primero asumida y vivida, y después proclamada. Porque la Palabra es viva y actual. No siendo así, se convierte en una palabra muerta y vacía.

Y es una Palabra que llega a todos y para todos. Sin exclusiones ni privilegios. Es una Palabra que ilumina y forma, y se adentra en nuestros corazones para darnos la sabiduría de, asistidos en el ESPÍRITU SANTO, entender y vivir lo oído con nuestro compromiso y respuestas. Y en lucha fraternal contra todos aquellos que optan por callarla, por evitarla y esconderla para que no sea notada, escuchada, conocida y, por lo tanto, no vivida.

Pidamos al ESPÍRITU SANTO la fuerza, la luz y la
capacidad de estar dispuestos, disponibles,
prestos y atentos a acoger la Palabra
y, vaciada en nuestro corazón,
derramarla con nuestra
vida, testimonio y
palabra en
los demás. Amén.

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