sábado, 3 de septiembre de 2011

EL DESCANSO EN FUNCIÓN DEL HOMBRE (Lc 6, 1-5)


Todo lo que existe ha sido puesto en función de las necesidades del hombre. No está hecho o establecido el hombre para el descanso, sino el descando en función de las necesidades del hombre. De tal forma que, la necesidad de descansar es una necesidad, valga la redundancia, que el hombre necesita, pero que está supeditada al momento puntual de lo que el hombre necesite naturalmente en esos momentos.

Y digo de forma natural, porque hay muchas necesidades materiales propias y derivadas del consumo que el hombre mismo se ha creado y que no le son necesarias o fundamental. Tal es así que, el hombre se ha creado un descanso que no es propiamente descanso sino un tiempo, mal llamado de ocio, donde el hombre en lugar de descansar se cansa más. Y no sólo eso, sino que se ata y encadena más a ciertos hábitos que se relacionan con el verdadero descanso.

El descanso es, fundamentalmente, para darle gracias a DIOS por todo lo creado y todo lo que está a nuestro servicio. El descanso es para darnos cuenta quienes somos, criaturas de DIOS, que tenemos una vida gratuita y que debemos respetar y defender. El descanso es para buscar espacios de encuentro y fraternidad entre todos los hombres que posibiliten construir un mundo mejor, más justo y hermanado.

El descanso es para tratar de buscar, dentro de espacios de tiempo más sosegados, más relajados, soluciones que nos permitan, todos juntos, abordar los problemas que al hombre se le plantea. Tratar de hacerlos juntos es construir progamas políticos, pero hacerlo de forma individual es fomentar la avaricia y el egoísmo.

Porque mientras trabajamos nuestro tiempo está comprometido y mientras descasamos podemos dedicarlo a otros menesteres como es el de crecer en virtudes. Es entonces cuando nos damos cuenta que no está hecho el hombre para ajustarse a las normas del sábado sino el sábado para el servicio del hombre. Así nos lo hizo saber JESÚS y nos llamó a someter la norma a las necesidades del hombre.

Que siempre ponga mi persona por encima de normas
y preceptos, y sobre todo, para el servicio de
todos los hombres. Porque las cosas
han sido creadas para servir
al hombre y en función
de él.

Pero, siempre, buscando la verdad, el bien y la justicia
que establezca la fraternidad y la paz, que haga
la convivencia entre los hombres un Reino
de justicia, amor y paz. Por eso, SEÑOR,
quiero caminar contigo, junto a TI y
según tu Palabra. Amén.

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