viernes, 19 de agosto de 2011

DIOS, POR ENCIMA DE TODO Y TODOS (mT 22, 34-40)


Siempre hay un primero, porque de ser dos el primero, uno no lo sería. Bien dijo JESÚS:
«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas».

 Por lo tanto, amar a DIOS es lo que está antes de todo, y sin el cultivo de ese amor, lo demás quedaría sin sentido, porque el primero es vital para el cumplimiento de los demás. Pero hay un vinculo muy importante con el segundo. En esto de vinculo, los blogueros sabemos mucho y le damos mucha importancia. Estar vinculado es respirar el mismo aire y alimentarse del mismo pan. Sin el amor a DIOS, es imposible el amor a los hijos de DIOS. Pero sin el amor a los hijos, es difícil estar con el PADRE.

Porque el PADRE te vincula a los hijos y sin ese vinculo la cadena se rompe y se pierde conexión. Es más, ese amor al PADRE se testimonia y se realiza en el amor mutuo de los hijos entre si. Por tanto, hablar de JESÚS es hablar entre los hijos, y hablar como hermanos, no como extraños.

Eso es, precisamente, lo que hemos querido intentar hacer en el 1 er Encuentro de blogueros católicos con el Papa. Conocernos, mirarnos a la cara, dialogar lo más posible. Perdernos en el tiempo para dejar madurar las ideas y las palabras, y como frutos maduros comernos en el amor en medio de JESÚS.

Haznos descubrir, SEÑOR, el valor del compartir
nuestra fe y nuestras inquietudes. Haznos 
ver la necesidad de ser capaces de
perder nuestro tiempo para
darlo a los demás. 

Sólo así, JESÚS, seremos capaces de acercarnos
al camino de poder intentar, no amar, sino
querer amar. Porque para amar no 
basta solo querer, sino tener
la oportunidad de poder
hacerlo. Y eso implica
acercarnos. Amén.

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