viernes, 3 de junio de 2011

LA ÚNICA Y VERDADERA SALIDA (Jn 16, 20-23a)

Les aseguro que ustedes van ...

Nadie escapa a la enfermedad, a las tribulaciones, a los peligros, a los sufrimientos, a todo tipo de mal que anidan en este mundo. Por mucho que tratemos de evitarlo siempre estará acechándonos y, tarde o temprano, caerá sobre nosotros directamente o indirectamente en algunos de nuestros familiares, íntimos o que están cerca de nosotros.

En algún momento, por muy bien que nos vaya la vida, tendremos que enfrentarnos a nuestro último día en este mundo, y ese presentimiento nos hace vivir en una lucha constante por mantenernos fuera de todo peligro. Sin embargo, sabemos que llegará.

Ante esta realidad, el hombre es un ser esperanzado hasta tal fin que aquel hombre que no tiene esperanza es un hombre muerto. Vivimos en la esperanza de vencer al mal y de vivir eternamente. Muchos que no lo creen, sí realmente lo desean y les gustaría aspirar a eso. Pues bien, JESÚS nos lo promete hoy: ""Vuestra tristeza se convertirá en alegría".

Y esa es nuestra esperanza, porque no lo dice cualquiera, sino JESÚS de Nazaret, el HIJO de DIOS vivo, hecho hombre. Y ÉL tiene Palabra de vida eterna. Por eso, a pesar de nuestras tristezas, dificultades, persecuciones, peligros, enfermedades...vivimos en la esperanza de resucitar en la alegría y el gozo eterno. Realmente vale la pena entenderlo así porque es nuestra única salida. Quieras o no quieras, creas o no creas, nadie escapará al sufrimiento y la muerte, por lo tanto, es de buen gusto e inteligente acercarse a oír lo que dice el SEÑOR.

Lo que busco es mi felicidad, no puedo escapar a ella,
pero, experimento que en este mundo no la 
puedo encontrar. Las cosas de aquí
abajo son efímeras, caducas.

Sólo TÚ, SEÑOR, puedes darme lo que quiero, y
tu Voluntad es que sea feliz y eterno. Lo 
mismo que yo deseo. Haz, SEÑOR, 
que tenga la sabiduría de
acercarme a TI y dejarme 
interpelar por tu Palabra. amén

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