sábado, 4 de junio de 2011

EN, POR Y CON CRISTO SOMOS HIJOS DE DIOS (Jn 16, 23-28)

…pedid, y recibiréis…

Cuantas cosas hemos pedido a nuestros padres de la tierra, a esos padres que DIOS, nuestro verdadero y único PADRE, nos ha regalado aquí en la tierra. Y cuantas cosa hemos recibido de ellos. También, se nos ha sido negadas otras tantas porque, posiblemente, no nos convenía que nos fuesen dadas.

JESÚS, nos recuerda en el Evangelio de hoy que todo aquello que pidamos al PADRE nos lo dará en su nombre. Pero eso no significa que pidamos lo que nosotros queramos, porque nosotros no sabemos pedir. Entendemos que la felicidad está en las cosas de la tierra y experimentamos que esas cosas no nos satisfacen plenamente. Siempre estamos insaciable y queremos más.

Pidamos aquello que nos colma de plena felicidad, y eso pasa por buscar el Reino de DIOS, esa agua que nos sacia para siempre y salta hasta la vida eterna. Esa agua que pidió, en su encuentro con JESÚS, la mujer samaritana. Porque esa es la felicidad que todos buscamos, la que nos sacia eternamente, y esa felicidad está en el PADRE del cielo al que JESÚS nos remite en su nombre.

SEÑOR, cuantas cosas que no necesito ni me
sirven para mi felicidad verdadera te
pediría. Enséñame a pedir y poner
en Manos del ESPÍRITU SANTO
lo que verdaderamente
necesito para ser feliz. Amén.

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