jueves, 28 de abril de 2011

MIREN MIS MANOS Y MIS PIES; SOY YO MISMO (Lc 24, 35-48)


Debe ser grandioso e inexplicable el experimentar y contemplar la presencia de un amigo muerto delante de nosotros. Sin ir más lejos, la de Lázaro tuvo que ser algo inenarrable, pero, Lázaro, fue resucitado por JESÚS, pero, resucitarse a sí mismo ya es algo que no puede entrar en nuestras cabezas. ¿Cómo puede ser eso? ¡Es DIOS, Dueño y Señor de todo.

Y la realidad está delante de nuestras narices. ¡No es un espíritu, ni nada irreal. Soy YO, les dice el SEÑOR. Y para su comprobación les pide de comer y se deja tocar. Experimentenlo por sí mismo; vivencialo en sus propias vidas. Veanlo con sus propios ojos. Toquen y palpen, no soy un fantasma, soy YO, el SEÑOR.

Realmente, ¿cuánto daría por vivir una experiencia de esas? ¿Cuánto daría por ver al SEÑOR? Pues, está a nuestro lado; sólo falta que tú y yo nos lo creamos. ¡Vive entre nosotros, pues ÉL mismo nos lo ha dicho y los apóstoles, como leemos hoy, lo han visto y nos lo han transmitido.

¡JESÚS Vive entre nosotros! ¡Créamoslo! Aunque nuestros sentimientos nos digan otra cosa, nos hagan dudar o nos siembren dudas, ¡créamoslo!, porque, a pesar de nuestras debilidades y limitaciones humanas, con eso cuenta ÉL, el no nos deja de acompañar. Y su ESPÍRITU está con nosotros fortaleciéndonos y mostrándonos el camino.

Y, porque, en lo más profundo de nuestro ser, no hay otra cosa más que deseemos tener que "esperanza", y nuestra esperanza está en JESÚS. No la busquemos en otro lugar.

Cuando TÚ quieras, SEÑOR,
cuando TÚ decidas, yo
estaré esperándote.

Eso sí, no me dejes, que también
sé que lo harás, pero no confío
en mis fuerzas y necesito las
Tuyas, las que sé que me
levantaran en mis
propias caídas. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.