jueves, 21 de abril de 2011

FIESTA DE PASCUA (Jn 13, 1-15)

El servicio ...

Es el momento del resumen, del testimonio del amor por el cual iba a morir: "Servir amando", y para ello se ciñe a la cintura una toalla y, echada agua en la jofaina, se pone a lavarles los pies. No hay mayor testimonio de amor que simbolice la actitud humilde de estar entregado al servicio del otro. Y el extremo, el culmen se concreta en estar disponible a morir, y una muerte de Cruz, por mantener el amor a los hombres.

Es la Cena de la despedida, de la propuesta mayor que se puede hacer: "Morir por servir". Y esa propuesta es la que tenemos que asumir y experimentar todos aquellos que queremos seguirle. No valen medias tintas, no valen justificaciones de ningún tipo. Hay que morir a nuestro egoísmo, nuestro orgullo, soberbia y humanidad pecadora. Y en JESÚS quedamos limpio, desde la cabeza a los pies. Este es el simbolismo del lavatorio: En ÉL quedamos limpio, con ÉL podemos limpiarnos y por ÉL seremos eternamente salvados.

La cena Pascual es el comienzo de nuestra esperanza, pues su desenlace, a pesar de desembocar en muerte de Cruz, es Resurrección. Y ese es nuestro gran privilegio, porque ellos, los Apóstoles, no sabían el desenlace de los acontecimientos. Desde ahí entendemos su huida y miedos, pero nosotros, ahora, 2011 años después, sabemos el resultado del camino Pascual. ¡Estamos salvados eternamente!

Gracias, SEÑOR, por darme a conocer 
tu rescate y redención. Gracias por
 tus méritos de salvación y por tu 
ESPÍRITU que nos acompaña y
nos guía por el servicio del
amor. Amén.

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