miércoles, 23 de febrero de 2011

IGLESIA NO SOY SÓLO YO (Mc 9, 38-40)

expulsar demonios en tu Nombre, y se lo prohibimos. Pero Jesús dijo:

Sentimos exclusividad. Estamos marcados por el gen de la singularidad y, a menudo, experimentamos que lo nuestro: nuestra familia, nuestro barrio, nuestro círculo, amigos, equipo...etc. son los mejores y lo de fuera es diferente. Por lo tanto, de alguna manera nos enfrentamos a ellos. Y así existen las rivalidades que generan envidias, odios y hasta guerras.

Y, posiblemente, todos, de alguna manera, buscamos y hacemos lo mismo. Porque todos luchamos por la paz, la concordia y la justicia. Porque todos en lo más profundo de nuestro ser anhelamos amarnos y vivir en paz. Si es verdad que, para algunos sus metas están por encimas de la de los otros y cuando eso ocurre estamos ante la búsqueda de nuestro propio ego. Y eso es malo, porque enfrenta y destruye.

Pero no sucede así con los que, aunque por caminos diferentes y no los nuestros, buscan mejorar sus ambientes, su entorno y construir un mundo más justo y en paz. Buscan de alguna manera vivir en el amor aunque no injertados en la propia Iglesia, o en una Iglesia que ellos mismos se fabrican, pero que se esfuerzan en amar y derramar amor.

Se nos hace difícil delimitar quien o quienes están fuera porque el que no está contra MI está conmigo, nos dice JESÚS. Es prudente y bueno dejar hacer el  verdadero bien aunque caminen por sendas paralelas y diferentes, pues lo que hacen bien terminaran por descubrir el bien, o en el peor de los casos se sorprenderán cuando se les descubra que han hecho la Voluntad de DIOS. ¡Qué gran sorpresa!

Ilumina, SEÑOR, mi rostro y no
permitas que me aparte de
TI.

Haz que sepa discernir lo bueno
de lo malo y que toda verdad
sea aceptada aunque no
la digan en tu nombre,
porque la única
verdad nace 
sólo de TI. Amén.

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