lunes, 14 de febrero de 2011

HOMBRES DE FE (Mc 8, 11-13)


Normalmente cuando exigimos pruebas estamos buscando justificaciones porque no creemos lo que vemos. He hablado con mucha gente y viendo una cosa defienden otra. Ni siquiera admiten que pueden estar equivocados. La fe es admitir la verdad de aquel que nos habla sin exigirle nada, pues él es la prueba.

Indudablemente que cualquiera no puede afrontar ese reto sin riesgo de que sea rechazado y cogido en errores o fallos, pero estamos ante JESÚS de Nazaret, DIOS y Hombre Verdadero, y en el que se ha cumplido toda profecía y plenitud con su Muerte y Resurrección. Por eso de ÉL sí podemos fiarnos, porque ÉL no miente ni puede mentir. Es la Verdad y en ÉL todo se ha cumplido.

No cabe duda que el Evangelio de hoy nos habla de otra realidad, porque por aquel entonces JESÚS no había muerto ni Resucitado pero en ÉL se cumple toda profecía y con su autoridad testimonia que es el HIJO de DIOS. Los milagros, sin ser lo más notorio, son testimonio de su poder y de su amor. Rompe las leyes naturales para beneficio del hombre, pero sobre todo, se entrega en su Humanidad por el hombre y para el hombre.

Descubre, desde el corazón del hombre, que éste está llamado a dejarse amar y a amar. Dejarse amar porque todo hombre necesita ser amado, necesita de unos padres que lo mimen, que lo críen y le ayuden a desarrollarse, a crecer en estatura y amor. Pero necesita también encontrar y vivir la experiencia de amar y entregarse por amor.

Y esto es lo que viene a decirnos JESÚS: Tenemos un PADRE que nos quiere, que nos cuida y nos protege. Estamos seguros en sus brazos, por lo tanto, dejémonos abrazar por ÉL. Y no busquemos pruebas, testigos ni preguntas que sólo vienen a demostrar que lo que queremos es hacer nuestra voluntad y no la de nuestro PADRE DIOS.

SEÑOR JESÚS, gracias por tu presencia,
gracias por tu amistad y por tus 
Palabras. Gracias por la vida, por tu 
amor, por todo lo que tengo y
lo que soy.

Dame la Gracia de conocerte sin preguntas,
sin desconfianzas, sin dudas, y en tu 
amistad poder amarte más e 
identificarme contigo.

Haz que mi vida esté llena de acontecimientos
que me acerquen a tu presencia y que en
ella seas TÚ quien destaque y yo quien
mengüe. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.