jueves, 11 de febrero de 2010

IGLESIA CATÓLICA: PUNTOS DEL CATECISMO MEDITADOS.


PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
- PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
- CAPÍTULO PRIMERO: EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

CAPÍTULO PRIMERO:
EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

I. El deseo de Dios 28

28 De múltiples maneras, en su historia, y hasta el día de hoy, los hombres han expresado a su búsqueda de Dios por medio de sus creencias y sus comportamientos religiosos (oraciones, sacrificios, cultos, meditaciones, etc.). A pesar de las ambigüedades que pueden entrañar, estas formas de expresión son tan universales que se puede llamar al hombre un ser religioso:


El creó, de un solo principio, todo el linaje humano, para que habitase sobre toda la faz de la tierra y determinó con exactitud el tiempo y los límites del lugar donde habían de habitar, con el fin de que buscasen a Dios, para ver si a tientas le buscaban y le hallaban; por más que no se encuentra lejos de cada uno de nosotros; pues en él vivimos, nos movemos y existimos (Hch 17,26-28).

(Hch 17,26-28).
HECHOS DE LOS APÓSTOLES


26 El hizo salir de un solo principio a todo el género humano para que habite sobre toda la tierra, y señaló de antemano a cada pueblo sus épocas y sus fronteras, 27 para que ellos busquen a Dios, aunque sea a tientas, y puedan encontrarlo. Porque en realidad, él no está lejos de cada uno de nosotros.

28 En efecto, en él vivimos, nos movemos y existimos, como muy bien lo dijeron algunos poetas de ustedes: «Nosotros somos también de su raza».

Meditación:


    CAPÍTULO PRIMERO:
    EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

    I. El deseo de Dios 28

El hombre se sabe solo, se siente solo y necesita de Quién lo creó, de Quién decidió que existiera.

Es como la obra de arte que recuerda a quien la creó. Pueden intentar plagiar la obra, incluso con perfección en la copia, pero la obra siempre desea al autor real de ella misma, necesita volver a sentir sus manos creándola y decidiendo todo de ella, como sería, como es.

Para hallar al Creador, unos lo buscan con rezos, otros con sacrificios, otros con el olvido de si mismos para hallar y hacer la voluntad del mismo Dios.

Cuando uno se enfrenta a la soledad de si mismo, ya sea por enfermedad, o pobreza, o maldad ajena, pero se siente sólo, busca desesperadamente, ansiosamente, a Alguien que lo conozca, que lo comprenda, que sepa y le diga qué tiene que hacer para hallarse con Alguien y dejar su soledad.

El linaje humano es el cúmulo de cualidades que debe tener una persona para ser un ser realizado en lo que el Creador pretendía de él al crearlo.

Dios quiso comprobar el amor, por eso nos creó, para saber si el amor podía buscarlo desesperadamente y hallarlo.

Nosotros, el linaje de Dios, el linaje del amor, somos el sentimiento en acción del amor dentro de un cuerpo humano que, por tener que vivir en el planeta tierra, necesitó de un cuerpo, de un entorno, para vivir fuera de Dios y pasar así las pruebas y, pasadas éstas, regresar al amor.

¡Nosotros somos amor!

El hombre, el ser humano, es amor, y el amor debe, tiene que, ser y salir y desarrollarse en personas libres y responsables de sus actos, por eso las personas somos seres individuales y llenos de grandes cualidades que si queremos, podemos utilizar y, si no queremos, podemos olvidarnos de Dios Padre y, queriendo ir a la nuestra, hacernos dioses de un reino terreno cuando estamos aquí para ganarnos el Reino Eterno.

Cuando una persona es santa: Ama.
Cuando una persona es mala: No ama.

¡Somos el Amor de Dios que Dios lo independizó de Si mismo para que pudiera amar por si mismo! Porque el amor, la esencia de amar es lo que se está probando en la tierra. Y si hay sexo, es para continuar la especie, el hombre, que Dios lo está probando en la cantidad de la medida que Dios desea probar.

Puede Dios sentir amor y ama al amor; a nosotros. Y digo puede, porque Dios si quisiera podría no amar, pero dejaría de ser Dios, porque la perfección es el amor, sentir por los demás y por uno mismo: amor.

La vida sigue su curso y el amor sigue existiendo como esencia de ser persona humana, linaje de Dios.

Vivimos en Dios, porque Dios es la existencia de si mismo en el amor de amarse y amar.

La raza del amor, no es el rebaño de personas que usan del sexo por el sexo. La raza del amor, son los que imitan a Dios porqué sí.

En el porque sí se aplica el que es.

Dios ama y te deja nacer. Dios ama y te deja vivir. Dios ama y se deja encontrar por ti.

El amor, nosotros, salimos de Dios para ver si este amor sabe amarlo como lo ama el mismo Dios que lo creó, sin cuerpo, y por lo tanto sin fronteras por la masa del cuerpo. Si dos personas: hombre y mujer, por amor se dan en casamiento, forman un todo los dos con Dios. De acuerdo que con ello se perpetúa la especie, pero también nos enseña que somos capaces de amar como Dios, semejante a Dios, porque Jesús nos lo demostró, se hizo hombre; todo Su Amor entró en un cuerpo y viviendo Dios en Jesús, siendo Jesús Dios, dominó su propio cuerpo, esa especie de cárcel y a la vez nave, del alma, que salió del amor y demostró que la esencia del amor puede vivir fuera de Dios si vive por Dios que la ama y, la creó por amor y con amor.

Jesús no se casó nunca, Jesús no perdió jamás su virginidad y fue siempre casto; amó el amor y amando, siendo Dios mismo, demostró a Dios que ni el cuerpo puede usurpar el lugar de Dios en nosotros: El lugar principal.

La vida de Jesús, fue una vida normal como la de muchos de nosotros; incluso la gloria terrena le duró poco, muy poco. Fue tentado por Satanás, que es el contrario de Dios; no es amor: ¡es odio!

Satanás, ser espiritual sin cuerpo, viviendo en la forma de los seres de luz, dejó de ser luz porque quería tener su luz propia y no resplandecer por la misma luz de Dios que se proyectaba en él cada vez que Satanás se dejaba amar por Dios. ¡No quería que Dios le amara! Quería que su amor no necesitara de Dios, que saliera de si mismo para amarse más que a Dios. Porque Dios se ama pero ama al mismo tiempo; el amor de Dios es íntimo y social, es amar y amarse, es amarse y amar, todo en un todo.

¿Le costó a Dios Padre dejar morir a Jesús, a Si mismo en Jesús? No. No le costó, porque dejar el cuerpo es como bajarse de una nave y, acabar el viaje, es dejar la tierra. La vida en Dios es unirse amor al amor del que salió.

Aunque la nave es vida humana y por lo cual duele físicamente y espiritualmente toda experiencia, por ser nosotros seres sentimentales, es decir, que tenemos sentimientos que son los que nos marcan una ruta en la vida, y por lo cual sabemos adonde vamos: al Amor, por la vía de amar a los demás que, como nosotros, han venido a ser probados si son capaces de amarse a sí mismos como a los demás, y por lo tanto Amar.

Los lazos de amor que nos atan a nuestros semejantes nos, dañan la mente al pensar en la partida definitiva: La muerte, porque no sabemos amar con Amor.

Amar con Amor es la caridad. Y la vida del hombre va de eso, de Caridad.

P. Jesús

Mi comentario:

El deseo más profundo del hombre es amar, precisamente porque el hombre proviene de DIOS, que es el Amor perfecto, y es semejante a ÉL. Pero el hombre ha sido creado libremente y, como tal, tiene la gracia de poder elegir y tomar sus propia decisiones. Diremos que DIOS se ata sus Manos ante la libertad del hombre para decidir.

Ocurre entonces que, el hombre llevado por su condición humana que le arrastra al pecado, entiende, cegado por ésta, que su felicidad está lejos de DIOS y en aceptar las cosas de este mundo. Es, entonces, cuando experimenta su pobreza, su vergüenza, su debilidad y se ve necesitado de su PADRE Creador que le busca y le ama.

Sin DIOS, el hombre se siente perdido, sin rumbo y se autodestruye. Busca su felicidad eterna pero no la encuentra, pues sólo descansará en DIOS. Sólo DIOS basta.

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