domingo, 12 de julio de 2009

BOMBILLAS CON PATAS.


Hoy he oído esa frase y me ha encantado escucharla porque lleva consigo gran luz y un contenido muy sencillo y claro. JESÚS fue Luz itinerante que alumbraba los caminos por donde pasaba. Fue Luz que refleja luz y enciende todo lo que le mira y se refugia en ÉL. JESÚS fue, es y será Día que empieza a amanecer y que va iluminando la mañana joven que despierta en la oscuridad y aclara el horizonte. JESÚS es la LUZ de donde todo creyente debe encender su pequeña bombilla.

Pero una bombilla estable, fija y acomodada sólo alumbra el lugar donde permanece, mientras la sombra se apodera de donde no llega la luz. Sería terrorífico caer en ese lugar donde sólo permanece la sombra y no llega la luz. Sería estar condenado, sin ninguna probalidad de alumbrarse, haber nacido en el lugar de la sombra. No nos parece eso justo.

Por eso, un PADRE BUENO pone patas, aludiendo a la metáfora luminosa, a esa luz que alumbra, para que se mueva, camine y llegue a las sombras descubriendo lo oscuro y destapando lo oculto. Por eso, en el Génesis se dice: "Y se hizo la Luz". Una Luz que pone la Verdad sobre la mesa y no se esconde debajo de ella. Una Luz que ilumina y señala con su claridad el camino que buscamos y nos salva.

Por eso tenemos que ser "bombillas con patas" que demos vueltas y más vueltas hasta prender a otras bombillas para que sean fiel a su propia vocación de alumbrar. Porque las bombillas están hechas para alumbrar, y si no alumbran están muertas, fuera de su propia misión, inservibles y condenadas a no ver la Luz para la que fueron creadas.

Sólo cuando seamos capaces de ser antorcha que camina y contagia, estaremos en el camino de dar respuesta a la Voluntad del PADRE que nos envía a ser luces, luces que dan luz y que se mueven llevando la luz a todos los lugares.

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