jueves, 23 de abril de 2009

EL ENCUENTRO NECESITA CONOCERSE (VI).

Con esta serie de "el encuentro necesita conocerse" quiero enfatizar la necesidad que hay de, primero encontrarse con el amigo, para luego, seguirlo convencido de que su Palabra es de fiarse, segura y fiel. El único camino, y no debemos dejarnos engañar, es el camino de la Cruz. Un encuentro light, donde se nos proponga aprender inglés sin esfuerzo, no debe ser querido, ni deseado, pues eso fue lo que le ocurrió al joven rico al querer seguir a JESÚS con condiciones y sin desapegarse de sus cosas.

La Cruz la llevamos todos impresa en nuestro corazón, pues tarde o temprano tendremos que enfrentarnos al dolor de dejar en el camino a nuestros seres queridos, a amigos; tarde o temprano no nos quedará más remedio que enfrentarnos al dolor, enfermedad, sufrimientos, ya sean en nuestra propia carne, ó, igual más dolorosos, en la carne de nuestros hijos, familiares, amigos u otras personas conocidas y también no conocidas.

El dolor es algo presente en nuestra vida desde el alumbramiento, nacemos con dolores de parto, hasta el final terrenal, con nuestra propia muerte. No nos vale ignorar esta realidad, cuando, si hay algo real y cierto, es nuestra muerte carnal. Sí observamos, durante nuestra vida hay más momentos de desasosiego, intranquilidad, suspense, miedos, depresiones, dolor y fatiga, que momentos de plena alegría y sensación de bienestar. Es una constante en nuestro camino, porque seremos errante e inquietos hasta descansar en la única Fuente que nos proporcionará la paz y plena felicidad del Amor que tanto buscamos y deseamos.

El Salmo 90 (fragilidad del hombre) lo expresa muy claramente, expresamente desde sus versículos 9 al 10: "Bajo tu cólera declinan nuestros días". "Como un suspiro gastamos nuestros días". "Vivimos setenta años, ochenta con buena salud, más son casi todos fatiga y vanidad, pasan presto y nosotros volamos".

Así es, nosotros nos vamos y la única forma del volver, volver en plenitud de gloria y felicidad es agarrarnos, con nuestras pequeñas o grandes cruces, al SEÑOR JESÚS, que nos salva y nos ama.

Miren, nuestro PADRE DIOS nos ha condenado a ser eternamente felices. Nos ha condenado, porque queramos o no, estamos llamados y destinados a eso. Sólo falta nuestra respuesta, por el hecho de ser libres, pues de no serlo, estaríamos en el mismo nivel que los animales.

Muchas veces me quedo contemplando a mi amigo y fiel Pelayo, es mi perro, y tanto me acompaña, que no se despega de mí. Haga lo que haga con él: le tenga en cuenta, le regañe, le olvide... él siempre está a mi lado, paciente, esperando, conforme. Pero otra cosa no puede hacer: está determinado y obligado a seguir sus instintos y sus sensaciones; es esclavo de ellas, y a menos que se trastorne o deteriore, su camino está trazado y determinado.

Nosotros en cambio gozamos de libertad, y de la capacidad de decidir: elijo ésto o lo otro. Y es nuestro PADRE DIOS QUIÉN ocupa ahora el lugar de Pelayo: es paciente, perdona, espera, y aguarda hasta que nosotros le demos una respuesta afirmativa. Nuestro PADRE DIOS quiere por todos los medios salvarnos, amarnos y mesarnos en sus brazos; quiere darnos todo lo que le ha dado a su HIJO JESÚS, hasta el extremo de hacernos coherederos y participes de su Gloria, pero con una condición: si padecemos y sufrimos con ÉL, para luego con ÉL ser Glorificados. Eso significa que tenemos que compartir nuestros sufrimientos en, con y por ÉL hasta nuestra propia muerte (Rm 8, 14+).

El camino es, pues, camino de Cruz y el rumbo y orientación son las actitudes y enseñanzas, con su vida y su Palabra, de JESÚS. En este contexto, observamos claramente que somos nosotros quienes nos condenamos o nos salvamos: Hay un camino que nos ha sido señalado y no sólo con Palabras, sino también con vida, la Vida de JESÚS. Ahí está escondida la felicidad y el gozo eterno que en lo más hondo de nuestro ser es lo que realmente deseamos, pero tenemos la prueba, por eso somos libres, de elegir.

Por eso, el encuentro con JESÚS es necesario y fundamental. Es necesario que día a día, en un constante diálogo y sincera actitud, vayamos descubriéndole y descubriendo que nos dice y quiere de nosotros, y dejemos a un lado nuestras apetencias, nuestros intereses, nuestros deseos, nuestro propio plan de felicidad, porque no sabemos donde está, ni que nos conviene. Sólo agarrados, con nuestra cruz y en la oscuridad de nuestra vida, a CRISTO, encontraremos el camino de salvación que anhelamos eternamente.


4 comentarios:

  1. La consideración de la muerte ha hecho siempre grandes bienes en el alma. La última frase: Sólo agarrados, con nuestra cruz y en la oscuridad de nuestra vida, a CRISTO, encontraremos el camino de salvación que anhelamos eternamente, creo que compendia muy bien cual tiene que ser la actitud del cristiano: de búsqueda humilde y de plena confianza en el Señor.

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  2. Gracias eligelavida por tu comentario. Indudablemente, sin MÍ nada pueden hacer, nos dice el SEÑOR, y sí ÉL, que Resucitó, lo dice, es digno de fiar y todo lo que ha prometido se cumple.
    Un abrazo en XTO.JESÚS.

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  3. Gracias Salvador por estos comentarios!!

    En esta Pascua he intentado meditar sobre el sentimiento que tuvieron algunos judios al ver al Jesús en la Cruz.

    "Si eres Dios, baja de la Cruz".

    Y... Jesús... siendo Dios no bajo.
    ¡Qué desengaño! ¡Qué misterio!

    Resonaron tambien las palabras de Pablo.

    ¡Necedad para los griegos, escándalo para los judios!.

    Es verdad que estamos creados para el amor, seres creados finitamente para el amor y esto no siempre es entendido y, lamentablemente, muy pocas veces vivido.

    Adan, Eva, Cain, Abel... relatos educativos de los caminos de la Persona.

    Gracias Salvador por compartir esta reflexión!

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  4. Pienso que el milagro más grande del SEÑOR JESÚS fue el no bajarse de la Cruz y dejarnos atónitos. Pienso que, aguantar tanta humillación, desprecio, cobardia, la de sus mismos discípulos, burlas y risas, siendo el SEÑOR de todo lo Creado y dueño del mundo y todas sus criaturas, incluido, el hombre, es el milagro más patente que se puede admirar y ver.
    ¿Quien es capaz de aguantar tanto? No son los sufrimientos que, al parecer, es lo más que nos llama la atención, por ejemplo en la Pasión, sino que siendo el SEÑOR y dueño de todo, se quedó allí, clavado en la cruz, por amor a todos los hombres.¿Se puede dar más amor?.
    Un fuerte abrazo, Gizatar, en XTO.JESÚS.

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