domingo, 19 de octubre de 2008

¡LÍBRAME, SEÑOR, DE SER FARISEO!







En el silencio interior de mi corazón haz, SEÑOR, que encuentre la paz, la sabiduría y fortaleza necesaria para estar siempre atento a tu Palabra y dispuesto, sin condiciones, a amarte y servirte en los hermanos.


Renuévame interiormente con un espíritu limpio, desapegado, disponible y humilde. Haz, SEÑOR, que me abandone en Las MANOS del ESPÍRITU y mi boca hable por Su BOCA; mis pensamientos sean Sus PENSAMIENTOS, y mis proyectos sean Sus PROYECTOS.


No permitas que me busque a mí mismo; no permitas que me engríe en mis virtudes y cualidades egoístamente, pues tuyas son, SEÑOR, y de TI las he recibido generosamente y
gratuitamente.


Guíame por el camino que TÚ quieres que siga y dame la paz, sabiduría y fortaleza que necesito para el camino. Haz que sepa serte agradecido y conformarme con lo que TÚ quieres, no con lo que yo te pido.


Enséñame a obedecerte y a aceptarme tal como TÚ has querido que sea; enseñame a conformarme con mis limitaciones, con mis fracasos, con mis dudas, con mis defectos, con mis impotencias, con mis malos deseos, con mis envidias, con mi pasiones, con mis perezas, con mi soberbia, con mi suficiencia, con mi inteligencia, y con tantas cosas que ni yo mismo puedo llegar a ver.


Hazme entender que TÚ me conoces enteramente, pues eres mi CREADOR, y sabes de todas mis cosas. Y eres TÚ, mi SEÑOR, QUIEN me transformas, QUIEN me instruyes, QUIEN me modelas, QUIEN me perfeccionas, QUIEN haces de mí tu hijo, QUIEN me ama y QUIEN me salva.


Finalmente, SEÑOR, haz que me deje caer confiado y esperanzado en TUS MANOS y, como un niño en brazos de su padre, me duerma en tu regazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.